viernes, 26 de junio de 2009

Esas "pequeñas" cosas que a todos nos pasan

"Esas pequeñas cosas que a todos nos pasan". Este es el título de este nuevo post. Muchos de ustedes deben de estar sorprendidos ya que postee ayer pero, con ayuda de alguien (Grande Andrea!) se me ocurrió (en realidad se le ocurrió) este tema para este post.
Bueno empecemos. Pregunto yo: ¿quién no ha pasado por esas frustrantes situaciones en las que quieres maldecir a todo el mundo? Yo por lo menos sí (y Andrea, por cierto, también). Pongamos un ejemplo: nunca falta un día en el que te levantas con el pie izquierdo. Sí, con el pie izquierdo. De pronto te levantas con la sensación de que ese va a ser un día particularmente apestoso. Lo primero que te pasa: te golpeas el dedo meñique con la pata de la cama. Es en ese momento en el que se te sale todo el repertorio de lisuras inventadas y por inventar. Luego, te das cuenta que con la cama no te puedes desquitar porque, te terminas lastimando no sólo el dedo meñique del pie sino, los otros cuatro dedos restantes, el otro pie y, por qué no decirlo, una canilla. Entonces tú solo atinas a decir "Genial!", "Rayos!", "Demonios!" o, en el peor de los casos "$%/@#=?!¿¡".
Superado el incidente con la cama, decides buscar tus pantuflas que dejaste debajo de tu cama. Estiras el pie para alcanzarlas sin tener que agacharte, y te das con la sorpresa que tus pantuflas están en el extremo más lejano a ti. Te agachas, estiras tu mano y... tampoco las alcanzas! Al final, decides ir al baño descalzo, total sentir un poco de frío en los pies no le hace daño a nadie, no?
Vas al baño, y a la hora de cepillarte los dientes, te das cuenta que en el tubo de pasta dental, sólo queda un poquito de pasta. Entonces, no te queda otra que apretar el maldito tubo para que salga la maldita pasta. Pero, sorpresa! La maldita pasta no sale. Inviertes cinco minutos de tu mañana tratando de sacar la pasta dental del tubo, y al final sale un poquito que no te sirve ni para lavarte un solo diente! Luego, decides tomar una ducha. He aquí algo que a todos nos ha pasado: abres la llave de agua caliente y el agua está mas fría que hielo recién derretido del Huascarán! Otro episodio frustrante en la ducha es cuando te entra shampoo a los ojos. Lo peor de todo es que no puedes ver y no encuentras el chorro de agua para enjuagarte.
Bueno, decides que ese episodio no va a detenerte. Regresas a tu cuarto y decides prender la TV para escuchar un poco de música o para ver las noticias del día. Buscas el control remoto pero no lo encuentras. Te tengo noticias, simplemente no lo vas a encontrar. No importa si tú te acuerdas perfectamente que lo dejaste encima de tu mesa de noche, simplemente no va a estar ahí.
Otro ejemplo de esas pequeñas cosas que a todos nos pasan, es cuando te mueres de hambre y te faltan 10 o 20 céntimos para comprarte algo de comer. Y cuando le pides a tus amigos que te presten plata te dicen que no tienen. No importa si tú los viste pagar con 100 soles en la cafetería, ellos te dirán que ese billete es cosa del pasado.
Por último, pero no por eso menos frustrantes, están los viajes en combi (buses). En mi caso, por ejemplo, cuando voy parado, tengo que agacharme para no golpearme con el techo, y cuando voy sentado, los espacios entre asiento y asiento son demasiado pequeños y yo, como probablemente todo aquél que tiene piernas largas, me veo obligado a sentarme de costado o en los asientos que no tienen otro asiento adelante. Eso sumado a que los cobradores creen que en el bus caben 40 cuando no hay espacio ni para 20 y que a nadie se le ocurra abrir su ventana, hacen que viajar en transporte público en Lima, se convierta en una odisea.
Pero al final, son esas experiencias frustrantes que hacen que nuestros días tengan un poco más de "emoción" por decirlo así. Imagínense sus vidas sin ellas, por un momento nuestras vidas serían un poco más fáciles pero, después, simplemente nos abrurriríamos.
Edo

No hay comentarios: