lunes, 31 de diciembre de 2012

Fin de Fiesta

"La vida puede no ser la fiesta que esperábamos, pero mientras estemos aquí solo nos queda bailar". Esa es una oración que escuché alguna vez y que se me quedó grabada. Esta es solo otra entre las siete mil millones de formas de ver nuestra existencia. Hay canciones que nos gustan, otras que no, algunas para bailarlas de a dos, en grupo, solos, para reírse, alegres, tristes, para llorar, para gritar, para emocionarse, para saltar. Y supongo que así es como que hay que tomar la vida, como venga. Lo importante es nunca dejar de bailar. No importa los gustos o antojos musicales del DJ de turno, llámenlo Dios, el destino o la suerte, la vida al fin y al cabo. Claro, que siempre está bien sentarse un rato, tomarse un trago, descansar los pies, juntar energías para bailar de nuevo. Y eso es lo que trato de hacer en este post.

Creo que la palabra clave, para hacer este recuento y balance del 2012, es "reconsiderar". Este año, hubo muchos cambios, que me llevaron a repensar y a reconsiderar varias cosas. De las metas que tenía a inicio de año, quizás muchas no las logré a alcanzar, pero en el camino aparecieron nuevas y estas me gustan más. Empecé el año determinado a irme a estudiar a Canadá, conseguí una beca y lo único que me faltaba era hacer mis maletas, subirme a un avión e irme. En marzo, empecé a estudiar Economía en Lima y con el tiempo decidí quedarme. Diez meses después, he conocido a mucha gente, y a un buen puñado tengo ahora el gusto de llamarlos amigos. En ese grupo, todas son personas geniales, a quienes he aprendido a querer, a mi modo y, sobre todo, con quienes me he divertido durante el año. Sin embargo, esa no fue la única razón por la que me quedé. Hay varios fantasmas y cosas pendientes que tenía, algunas que tengo, en Lima e irme hubiera sido solo cobarde. Y, felizmente, me quedé.

En junio, entré a AENU Perú y los siguientes seis meses han sido, simplemente, increíbles. No solo encontré un grupo de gente interesada en política, debate y relaciones internacionales (temas que me interesan), de quienes he aprendido un montón y que me permitieron desarrollar y descubrir nuevas habilidades. Debo admitir que he tenido que sacrificar sábados, domingos, juergas, horas de sueño, de estudio para la universidad y que me ha costado mucho esfuerzo. Sin embargo, he ganado mucho pero mucho más de lo que he dado. Con el tiempo, ya no solo era parte de una asociación, tampoco de un grupo de amigos, sino que ahora tengo una especie de nueva familia. El próximo año, en marzo, se nos viene un gran reto: debatir tanto en el Harvard World Model United Nations en Melbourne, como en el Harvard National Model United Nations en Boston. Ganas nos sobran. Con el esfuerzo y apoyo de todos, estoy seguro que la vamos a romper, y vamos a regresar a  Lima con varios premios.

Fue muy difícil decirle "adiós" al colegio y "nos vemos" a mis amigos de toda la vida. Al principio, era raro no verlos todos los días por estar en universidades diferentes. Sin embargo, todo es cuestión de adaptarse. Después de un año, nada ha cambiado, y cada vez que nos juntamos es igual que antes. En julio, hice un viaje a Máncora con tres de mis mejores amigos. A pesar de que fue un viaje corto de cinco días, creo nunca me había divertido tanto en uno. Dormimos poco, juergueamos mucho, vimos el atardecer y el amanecer todos los días, pasábamos las madrugadas en la piscina, y a las 7 a.m. ya estábamos de nuevo en el mar, casi nos quedamos varados en cuatrimoto en medio de la nada, nos fuimos hasta Punta Sal juntos, y me picó un cangrejo. Después de un año "separados", no puedo decir que a mis amigos del cole los quiero igual, los quiero aún más, si es posible.

Es cierto, quizás en el 2012 no hice todo lo que quería (como, por ejemplo, escribir más seguido aquí) y no sé si logré mucho o poco, pero en esta fiesta sí que he bailado y, sobre todo, lo he pasado bastante bien. Me gusta donde estoy y me gusta esta música. En unas horas se acaba esta fiesta, pero no se preocupen, empieza otra con 365 días para hacer las cosas bien, para cagarlas un poco, para cagarnos de risa y para llorar un poco también, pero sobre todo, para bailar.

P.S.(1) Esta es la canción que inspiró el título de este post. Es una de Kevin Johansen, gran cantante argentino, y a quien tuve la suerte de escuchar en concierto cuando estuvo de paso por Lima. Como dice Johansen, "si la vida es una orgía lenta, lo mejor debe de estar por llegar".



P.S.(2) Y esta sí es una canción para bailar. "Todo lo que quieres es bailar" - Jorge Villamizar (Ft. Descemer Bueno)



Edo