jueves, 3 de febrero de 2011

Una pausa a la pausa

Les escribo desde la comodidad de mi cama. Con la única diferencia que esta vez no es desde mi cama, ni desde mi casa, ni desde mi computadora, ni desde mi ciudad, país o continente. Posteo desde Italia, desde Firenze (o Florencia en español). Es toda una experencia salir de tu país, es más de tu ciudad, para de repente introducirte en un ambiente totalmente distinto al tuyo, en el que usualmente te mueves, con gente que tiene costumbres distintas a las tuyas. 
Por ejemplo, acá hay toda una cultura alrededor de algo tan simple como el café o los cigarillos. Me declaro fan del movimiento que gira entorno a los bares o cafés (acá en los bares también se sirve café) y, aunque no comparto el hábito de fumar, me gusta la dinámica que se forma al momento de encender un cigarillo: una colilla deja de ser el simple cadáver de un Malboro o de un Lucky Strike, por citar algunas marcas y sin ánimos de hacer propaganda, para convertirse en un espacio de conversación donde la gente discute sobre política, sobretodo política y, cualquier otro tema de conversación que flote en el aire o que valga la pena comentar con los amigos o con los compañeros de humo de turno. 
Me gusta también el ambiente en los cafés o en los bares, todo es tan esponténeo pero, a la vez es la rutina de todos los días. Acá el café se toma de tres formas principalmente: espresso, americano o cappuccino. Y sin nada de toppings, ni jarabes como en Starbucks. Algo más, GELATO! Es increíble, nada más que decir.
Otra cosa que me gusta es que acá el peatón sí cuenta. Sí, así como lo leen, no siento más adrenalina correr por mis arterias cada vez que tengo que cruzar la pista porque, simplemente los carros se detienen apenas ven que alguien va a cruzar.
Probablemente se pregunte por qué no pongo nada sobre los lugares que he visitado pero, eso lo pueden encontrar en Wikipedia. De cualquier forma, en el próximo post pondré mi ranking de mis ciudades italianas favoritas y algunas fotos.
Mientras tanto, esperen mi regreso.
Edo

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