domingo, 28 de febrero de 2010

Cigarettes & chocolate milk

No se asusten. Ni he empezado a fumar, ni me he vuelto consumidor compulsivo de chocolate. Nada de eso. Simplemente es el título de una canción que escuche hoy, de pura casualidad cuando estaba bajando canciones de Elliot Smith (y ni siquiera es de Elliot Smith). Bueno este es el segundo post con un título de un fragmento de una canción (el primero fue "Pero te llevaste marzo y te rendiste en febrero").
Bueno no piensen que el titúlo lo puse por gusto, tiene, en verdad, su razón de ser. La canción habla de todas esas cosas a las que somos adictos y, sobretodo, de todas aquellas cosas que nos gustan y nos hacen daño. Por eso, este post se va a tratar sobre todas las cosas a las que soy adicto. Bueno, creo que la palabra adicto no se aplica a mi caso así que, cambiaré el tema de "todas aquellas cosas a las que soy adicto" a "todas aquellas cosas a las que no me puedo resistir".
Para empezar, no me puedo resistir a un cheesecake. No hay postre (por lo menos entre los que he probado hasta ahora) que sea más rico que un cheesecake. Pero creo que los helados y la mazamorra morada también entran en esta categoría.
No puedo pasar un día sin escuchar música. Y si no escucho música, me pongo a cantar o sino, siempre tengo una canción sonando en la cabeza. Pero, creo que eso le pasa a todo el mundo ¿no? Por lo menos me pasa a mí. Creo que sí soy adicto a la música pero, eso no me hace daño. Bueno, excepto cuando la gente  en la calle me mira como si estuviera loco cuando llevo los audífonos puestos y no puedo no cantar, tararear o por último mover los labios dependiendo de la letra de la canción. Pero eso no me importa.
No puedo decir "no" a una taza de café. Venga servido de la forma que sea y, si es mokka mejor aún. Me gusta el café: el olor, el sabor amargo, todo. Pero creo que eso es genético, a mi mamá le fascina y a mi hermana también. A mi papá también le gusta pero, él lo prefiere americano (café y agua) y bien cargado. Él dice que el café debe servirse así y sin tanto "adefesio". 
Si me dicen para ir a la playa, no puedo dejar de ir. No importa si es invierno o verano. Si es verano, mejor pero, si es invierno, no importa, igual me saco los zapatos y me mojo los pies. Lo malo es que siempre me termino mojando la ropa. El olor a mar, la arena en los pies, el agua helada (así es el mar en Lima). La playa es irresistible.
No puedo dejar de pensar. Eso es simplemente imposible para mí. Siempre pienso en algo, por más que quiera poner la mente en cero, no puedo.
Y supongo que ella también será irresistible para mí. Pero, ¿seré adicto a ella? Bueno supongo que hasta cierto punto, sí aunque, yo soy de aquellos a los que nos gusta tener nuestro espacio e ir a paso de tortuga. Adicto en el sentido que cada minuto sea tan bueno pero, tan bueno que quiera repetirlo. Obsesión y dependencia esas son palabras distintas. Pero bueno, esperemos primero que ella llegue y luego ya hablamos de este tema en otro post.
Bueno por ahora no se me ocurre nada más o, simplemente, tengo un poco de sueño (debe ser eso). Supongo que habrá una segunda parte. Pero por último, los pocos lectores que se dignan a entrar (y los mucho menos que comentan) me conocen mejor que yo mismo. Ellos ya sabrán qué (o a quién) encuentro irresistible.
Edo
P.D. Al empezar el 2010, puse un contador de visitas en la página principal. Ya van 188 visitas. Vaya, parece que hay gente a la que sí le gusta. No solo el blog sino, perder el tiempo leyéndolo.

martes, 9 de febrero de 2010

I am the master of my fate, I am the captain of my soul (Invictus)

El sábado fui a ver Invictus con R.Ch., B.F. y N.J., obviamente por iniciativa de R.Ch., jugador y fanático del rugby. Y aunque las reglas del rugby todavía no me han quedado del todo claras después de ver la película, y  de todas las explicaciones de B.F., hubo una escena en el que una voz en Off declama un poema que, por cierto, le da el título a la película. Se trata de Invictus, valga la redundancia, escrito por William Ernest Henley. Esa fue la mejor parte de la película, aunque R.Ch. me contradiga. 
Después de leer un poco sobre la biografía de Henley, en Wikipedia por cierto, el poema cobra sentido. Pongámoslo así, Henley no tuvo buena suerte: sufrió de tuberculosis a los 12 años, lo que ocasionó la amputación de su pierna izquierda, su padre murió cuando él tenía 19 años, pasó tres años internado en un hospital debido a su pie derecho y su hija murió a la edad de 5 años. Sin embargo, Invictus, escrito en 1903, el mismo año en que Henley murió, es el poema perfecto para esos momentos en los que no nos queremos rendir.  Te deja con las ganas de ser más y de ser mejor. Y, cuando lo lees, no puedes evitar escuchar la frase, que suena más a cliché, en tu cabeza: "retroceder nunca, rendirse jamás".
Pero les dejo el poema, para que cada uno saque sus conclusiones:

Invictus

Out of the night that covers me,
Black as the Pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul.

In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed.

Beyond this place of wrath and tears
Looms but the Horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds, and shall find, me unafraid.

It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll.
I am the master of my fate:
I am the captain of my soul.
 

William Ernest Henley 

Edo

lunes, 1 de febrero de 2010

Cumpleaños feliz

El martes pasado (26 de enero), fue mi cumpleaños. Cumplí dieciseís años y  me pasaron las cosas que a todos nos pasan en nuestros cumpleaños: tuve el momento incómodo cuando uno no sabe que hacer mientras le cantan "Cumpleaños feliz (8)", los saludos cuando uno se despierta, los post en el muro del facebook, llamadas telefónicas (algunas de larga distancia), algunos mails, muchos abrazos, una torta (en mi caso un Cheesecake de Oreo), algunos regalos (dos polos, un CD: "Viva la vida" Coldplay, chocolates de La Ibérica y, extrañamente, unos tickets de Happyland). Lo pase con la gente que quiero, aunque algunos faltaron, y, lo más importante, la pasé genial.
Quiero agradecer: a todos los que fueron al almuerzo en el Friday's, a la organizadora del almuerzo, a todos los  que fueron a las comidas previas a mi cumpleaños (parrillada y almuerzo), por los regalos que recibí (incluyendo lo de Happyland) y por los quedaron olvidados o  que me deben y por todos los que se acordaron a tiempo (y a los que no) por todos los post en el muro del Facebook, los mails y las llamadas telefónicas (incluyendo las de larga distancia).
A todos ellos:
GRACIAS TOTALES
(o simplemente GRACIAS)
Edo